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lunes, 4 de agosto de 2025

EVO: UN HOMBRE GEOPOLÍTICO DEL SUR GLOBAL

   Por: Simeón Apaza * 



Desde antes de su llegada al poder, durante su presidencia y después de dejar el gobierno (2006-2019), Evo Morales se ha caracterizado, casi siempre, por ejercer un liderazgo sólido con diversos sectores sociales. Además, dicho liderazgo ha trascendido las fronteras nacionales, proyectando su influencia en el ámbito internacional.

En este contexto, y de acuerdo con Hans Morgenthau, pensador destacado de la corriente realista en las relaciones internacionales, uno de los factores fundamentales del poder estatal es el conductor político. En el caso de Evo, no solo ha sido un conductor del Estado boliviano, sino también un referente y con capacidad de despliegue de los movimientos sociales tanto en Bolivia como en América Latina.

Durante su gobierno, Bolivia se consolidó como un actor relevante en la política regional e internacional, especialmente a través de su participación activa en iniciativas de integración como el ALBA-TCP, UNASUR y la CELAC.

En el reciente evento internacional, en el estadio de Ivirgarzama, ubicado en el Trópico de Cochabamba, se llevó a cabo un encuentro entre el 2 y 3 de agosto de 2025, en el marco de 200 años de la conmemoración del bicentenario de la independencia de Bolivia. En un contexto marcado por una dinámica geopolítica global en transformación, Evo continúa desempeñando un papel activo mediante esta iniciativa de RUNASUR, un proyecto en proceso con sede en Bolivia orientada al diálogo cultural, económico, ideológico-político, que promueve procesos de integración con cooperación y solidaridad especialmente entre los pueblos de América del Sur (Sur Global).

Estas características permiten considerar a Evo como un hombre geopolítico, en la medida en que ha demostrado capacidad y visión para impulsar encuentros regionales e internacionales, articulando temas y agendas propias de los sectores y movimientos sociales. La visión se orienta hacia la construcción de una "geopolítica de los pueblos" (Diplomacia de los Pueblos), que trasciende la diplomacia tradicional entre Estados y se basa en el protagonismo de actores sociales. Esta forma alternativa de diplomacia busca cuestionar el orden geopolítico vigente, principalmente la hegemonía estadounidense, y propone un nuevo orden global multipolar, sustentado en pilares o vectores como: el reconocimiento de actores clave de los pueblos en la política exterior, con base en la dignidad y la soberanía; por una América Plurinacional; la revalorización de los saberes y epistemes de los pueblos; la universalización de los servicios básicos como derechos inalienables; la solidaridad y la integración económica con valor agregado (acelerar proceso de industrialización); el rechazo a toda forma de sanciones unilaterales; una vida armónica entre el ser humano y la naturaleza; la desmilitarización planetaria; y la construcción de un mundo en paz y con seguridad compartida.

La realización de esta diplomacia de los pueblos, del pensamiento a la práctica, como alternativa a la hegemonía relativa de Estados Unidos, depende, en todo caso, de una participación activa y creciente de diversos actores sociales y políticos local, regional e internacional. También requiere el compromiso y vocación con ética y moral efectiva entre intelectuales y autodidactas; la promoción de espacios de diálogo y encuentros entre múltiples actores; la producción de materiales culturales, desde la literatura hasta la universidad, que acompañen y fortalezcan esta visión alternativa de integración regional y mundial. 


lunes, 14 de julio de 2025

EVO SIGUE SIENDO UN LÍDER

  Por: Simeón Apaza * 



Evo Morales se mantiene, incluso después de su renuncia forzada en el año 2019, como un destacado líder social y político de Bolivia. Este hecho se debe, principalmente, a que Morales, desde muy joven, forjó su liderazgo y lealtad desde las bases sociales, constituyéndose, en términos gramscianos, en un sujeto orgánico e histórico.

Como dirigente profundamente conocedor de la realidad de los sectores populares, resultó decisivo (durante la gestión presidencial 2006-2019) su política de recuperación y nacionalización de los hidrocarburos, que permitió la implementación de programas y políticas públicas orientadas a la redistribución de la riqueza y la prosperidad económica. Estas medidas adquirieron una relevancia particular para las familias de menores recursos, ya que contribuyeron a la disminución de la pobreza y a una mayor generación de oportunidades. Asimismo, tanto las entidades públicas como las privadas experimentaron un incremento significativo de sus ingresos económicos.

La nueva gobernanza, establecida tras la transición constitucional del Estado republicano al Estado Plurinacional, radica su importancia en el reconocimiento de los derechos y la cosmovisión de los pueblos indígenas originarios campesinos.
Por otra parte, Morales se ha consolidado como uno de los principales líderes impulsores de la revalorización de los símbolos identitarios, especialmente aquellos vinculados a los sectores populares. Principalmente, el uso de la chompa y la chamarra se ha proyectado como un nuevo estilo de vestimenta que simboliza el ascenso del poder político en el país.

Todo ello ha contribuido a la construcción de un liderazgo que conserva peso y fuerza en el ámbito político boliviano actual. A pesar de que algunos dirigentes sociales y políticos se han distanciado, las bases sociales continúan respaldando a Morales en la actualidad. En este sentido, su nombre se ha transformado en una suerte de marca o modelo político dentro del país. Por esta razón, no resulta extraño escuchar a ciertos actores políticos manifestar la necesidad de seguir su liderazgo o buscar su respaldo electoral-político, ya que la figura de Evo no solo significa la lucha por el poder, sino también la garantía de la gobernabilidad y la gobernanza de la Bolivia contemporánea.


* Sociólogo geopolítico. Especializado en Hegemonía y Relaciones Internacionales. Coordinador del Departamento de Estudios Estratégicos de Geopolítica (DEG)   y   del Centro de Estudios y Pensamiento “Antonio Gramsci”.

domingo, 18 de mayo de 2025

DE LA MARCHA A LAS URNAS: EL TRIUNFO HISTÓRICO DEL PUEBLO

 Por: Simeón Apaza * 



Una de las marchas más significativas registradas en Bolivia fue la denominada “Marcha Para Salvar Bolivia por Segunda Vez con Evo Morales”, del 16 de mayo, organizada con el objetivo de respaldar la inscripción de la candidatura de Evo Morales ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para participar en las elecciones presidencial del 17 de agosto de 2025. Esta movilización congregó a diversos sectores sociales del país y contó también con la participación de delegaciones de bolivianos residentes en el extranjero, así como profesionales de la UNILA, articulados en el “Comité Internacional en Solidaridad y Defensa de Evo Morales”.

Según datos del Atlas Electoral, esta marcha logró reunir a aproximadamente 3,6 millones de personas, sin considerar a aquellas familias que permanecieron en sus hogares, lo cual elevaría la cifra potencial a más de 4 millones de participantes. Se trata, por tanto, de una de las movilizaciones más multitudinarias e históricas en apoyo al expresidente Evo Morales, figura que muchos sectores sociales identifican con la expresión popular “Evo Pueblo”.

Hasta la fecha, ningún otro líder político-social ha demostrado una capacidad de convocatoria similar, ni siquiera el actual gobierno, a pesar de contar con recursos mediáticos e institucionales. Por el contrario, su gestión muestra señales de desgaste. En respuesta a esta marcha pacífica, las autoridades gubernamentales optaron por la represión y la gasificación, lo que derivó en amedrentamientos y detenciones arbitrarias, incluyendo la aprehensión de dirigentes nacionales como Ponciano Santos. Estos hechos evidencian el resurgimiento de prácticas racistas y de violencia estatal, encubiertas bajo el manto de la institucionalidad.

El respaldo social hacia Evo Morales se ha reflejado históricamente en distintos procesos electorales. Según datos del TSE, en 2005 obtuvo el 54% de los votos (lo que representó 1.544.374 sufragios de un total de 3.102.417 votos emitidos); el 2009, 64% (2.851.996 de 4.734.339 votos emitidos); el 2014 con 61% (3.057.618 de 5.319.141 votos emitidos de 5.971.152 de inscritos habilitados) y en el 2020 con 54% (3.281.803 de 6.313.459 de votos emitidos de 7.031.295 inscritos habilitados). De cara a las elecciones presidenciales del 17 de agosto de 2025, el TSE informa que hay 7.599.296 personas habilitadas para votar.

Con base en estas cifras históricas y las proyecciones actuales, se estima que Evo Morales podría alcanzar una victoria en primera vuelta, con un respaldo electoral que se situaría en un rango estimado del 60 % al 70 %. Es decir, más de la mitad del padrón electoral podría manifestar su apoyo al exmandatario, conforme a lo observado en elecciones presidenciales anteriores.

En este contexto, la marcha “Para Salvar Bolivia por Segunda Vez” no solo representa un hecho político de gran magnitud, sino también un acontecimiento con implicaciones estadísticas y simbólicas. Podría marcar el despliegue de un nuevo ciclo en el que el pueblo boliviano retome el poder político, de la marcha al poder, bajo la consigna de que “debemos gobernarnos nosotros mismos”.


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