Cuando hablamos del
concepto de hegemonía, que tiene su origen en la antigua Grecia, ha sido objeto de atención para muchos pensadores a lo largo de la historia, principalmente para Antonio Gramsci, un influyente pensador italiano que
sufrió el encarcelamiento bajo el régimen de Mussolini y que desarrolló una
visión más compleja e integral de la visión de hegemonía. Generalmente, la
hegemonía se refiere a la capacidad de conducción lo político-ideológico, moral e intelectual y lógica de la sociedad.
Gramsci, receptor en gran
medida del pensamiento de Maquiavelo, reveló metafóricamente la palabra
hegemonía como una combinación: medio animal y medio humano, lo que significa
en consentimiento y fuerza. En este juego político, desempeña un papel
fundamental la autoridad, que se ejerce la conducción de dos maneras: como
líder cuando se obtiene el consentimiento de las clases aliadas y como
dominante cuando se impone la autoridad sobre las clases adversarias.
Basándonos en esta perspectiva, resulta muy útil para observar la realidad sociopolítica del país, específicamente la supremacía del proceso político-ideológico liderado por Evo Morales del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) en Bolivia. Hasta la fecha, ningún otro partido político o fuerza política (tradicional o emergente) ha logrado desafiar su liderazgo. A continuación, es importante señalar algunos aspectos que definen el poder hegemónico de Evo.
Una de las
manifestaciones de este poder se refleja en el cambio en las formas y el estilo
de relación entre la sociedad y el Estado: pasando de una relación del Estado
republicano con los partidos políticos en una megacoalición de carácter aparente
a una relación del Estado Plurinacional con los Movimientos Sociales de manera
más orgánica. En este contexto, la política actual de la gestión gubernamental, ocupa un lugar destacado en
el ámbito hegemónico, no ha logrado irradiar la hegemonía hacia las
organizaciones sociales. Debido a que, su estilo de vinculación se limita
principalmente a los líderes sociales y las cúpulas dirigenciales. Hay que
recordar que la construcción de hegemonía se basa en gran medida en el espíritu
de los movimientos sociales, que son la fuente de energía de la movilización social, de la revolución, el
cambio social y la voluntad colectiva popular.
Por otro lado, la
sociedad boliviana se caracteriza por su diversidad étnico-cultural, que se mezclan
entre lo ancestral y la modernidad. Evo Morales ha demostrado la capacidad de
articular a diversos sectores sociales, especialmente a las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos (NPIOC), y marcar la agenda política del país.
Esto se refleja en el hecho de que muchas personas están dispuestas a luchar y
dar la vida por Evo, y se identifican fuertemente con su imagen, algo
que no se observa con otros líderes políticos del país.
La capacidad de generar
una opinión pública es un factor esencial de la clase o líder hegemónico. El
nombre de Evo ha llegado a todos los rincones del país y ha dejado una huella
en la mente de las personas, tanto en sus seguidores como en sus adversarios
políticos, ya sea en sus hogares o a través de los medios masivos de comunicación. Además, la identidad y la imagen de Evo se ve armonizada con la música
y los símbolos como la bandera del MAS-IPSP, la Wiphala y la Tricolor.
En general, Evo Morales
representa el principio de dirección política e ideológica que ha transformado la
forma de hacer y sentido de la política, al gobernar con los
movimientos sociales. La mayoría de la población boliviana se adhiere a su
identidad y su imagen, lo que da fortaleza al Instrumento Político MAS-IPSP. De
este modo, Evo se consolida como un líder hegemónico capaz de generar consenso y
cohesión activa y orgánica en una amplia capa de sectores sociales, en especial
entre las familias humildes que han sido reconocidas por el Estado
Plurinacional, y así marcar la Agenda Política de Bolivia.
* Coordinador del Centro de Estudios y Pensamiento "Antonio Gramsci".
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